No sé si suceda en otras partes del país, pero estoy segura que no es un fenómeno mundial, el simpatiquísimo saludo mexicano alrededor del medio día:
Llegas a pagar el recibo del agua y saludas: "Buenos días, ah, no, tardes". Entras a algún edificio y saludas al vigilante: "Buenas tardes, ah no, todavía días". Esos titubeos están marcados por una veloz ojeada al reloj de nuestra muñeca o del celular.
¿Verdad que es una manía curiosísima?
Además nos resulta mejor que nos saluden antes de las 12 en punto para que el positivo deseo abarque más tiempo: ¡nuestros días! y no sólo las tardes o según la luminosidad del cielo, las noches.
Los angloparlantes son más parcos en sus saludos, pues nunca desean buenos días a nadie, ahí si que ganamos en benevolencia, pues nos permitimos desear parabienes para los días de los demás, aunque siempre con la cautela de que no hayan sonado las doce del mediodía.
Con estas reflexiones me dan ganas de saludar al cajero del servicio bimestral de agua, si llego después de la mágica hora: "Buenos meses", sería más lógico... pero creo que me vería con tal desconcierto que mejor no me arriesgo.
martes, 27 de julio de 2010
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