Parecía que me estaba volviendo loca.
Un click y a suspirar para que el jovencito pitcher de 21 años ponchara a amenazador bateador de los Texans. Un click y a suplicar porque Polamalu detuviera al receptor en corto de los Santos. Un click y a pegar de gritos al ver Posey bateó un home-run. Un click y a traumarme porque el 86 (no merece que recuerde su nombre) soltó en balón y la oportunidad de que Pittsburgh remontara el marcador. Un click y a esperar que Wilson y su barba sospechosamente muy negra, sacara los tres outs de la victoria de los Gigantes... ¡vaya noche! Un triunfo y una derrota, pero la certeza de que con ese ejercicio mental seguramente no nos dará Alzheimer.
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