La he visto crecer poco a poco y ahora, en esta primavera, está maravillosa. Llena de rositas en tono pálido, algunas son pequeños botones, otras están en su adolescencia, otras en el esplendor de su madurez y otras más en el ocaso.
Me encanta pensar que tu, sin darte cuenta, haces una verdadera obra de caridad al darnos a los transeúntes ese regalo todos los días, el cuidarla y regarla es un acto de generosidad para todos tus vecinos.
Ojalá que todos hagamos esos actos pequeños, consciente o inconscientemente, por nuestro entorno, con nuestras sonrisas, nuestra cortesía, nuestro paso por la vida; sembrando, regando, cuidando, amando.
¡Que el mundo sea mejor porque estamos aquí!