viernes, 25 de marzo de 2011

Conformarte, resignarte...


¿Estás eligiendo al hombre que te acompañará toda tu vida? ¿estás buscando al que tendrá el gran privilegio y la gran responsabilidad de ser tu esposo? ¿estás pensando si el joven que hoy te toma de la mano es el indicado para ti?

Entonces tienes una grandísima e importantísima tarea, en la que no puedes fallar, en la que vas a apostar lo más valioso: a ti misma, tu destino, tu matrimonio futuro, tus hijos que vendrán...

No hay misión más grande en este momento de tu vida, por eso, mira alto, ponte metas elevadas, de tu valía. Y no me refiero a aspectos superfluos o materialistas, sino a lo esencial, lo que sostiene a un matrimonio "por todos los días de su vida":

* que comparta tus ideales,
* que se ilusione por tus sueños,
* que se identifique con tus principios morales,
* que coincida contigo en el tipo de noviazgo que van a vivir específicamente en el tema de la castidad,
* que valore y procure a tu familia, pues son tus raíces y tú llevas mucho de ella,
* que su familia y educación vayan acordes con tu forma de pensar y de ser,
* que tenga aspiraciones profesionales realistas y trabaje por ellas,
* que hoy te trate como princesa, pues te da certezas de que lo seguirá haciendo después,
* que te acepte como eres, que no esté pidiéndote que cambies en lo propiamente tuyo,

Parece difícil, pero sería mucho más difícil sacar adelante un matrimonio donde hay distancias en estos aspectos.

Ahorita, hoy, no te conformes con menos, no te resignes a "aguantar" una relación que no está sostenida sobre bases firmes y sólidas.

Si hoy, cuando está conquistándote, enamorándote, ilusionado, no te tiene en el primer lugar de su vida, no te pondrá ahí nunca.


No te conformes, no te resignes, ¡estás a tiempo!

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